Clara, que ha recibido el encargo de escribir una guÃa personal de Alemania, convence a su pareja para tomarse un periodo sabático y viajar juntos por el norte del paÃs. Para ella significa la oportunidad de rematar una obra inspirada. Para él, en cambio, un extranjero que lleva pocos años en el paÃs, será ocasión de unas vacaciones placenteras, con el solo inconveniente de visitar museos... o librerÃas donde preguntar por el libro publicado de su mujer. Pero por más que el recorrido y las actividades estén organizados al germánico modo, enseguida surgen problemas: menores algunos, como las jaquecas de ella o sus crisis de inspiración, que obligan a Clara a quedarse en el hotel y a él a realizar el correspondiente reportaje; otros más graves, como la irrupción de la familia alemana, o de algunos amigos de un ecologismo radical, que proporcionarán al viaje sus momentos más hilarantes y más enternecedores. La clave, como ya ha descubierto el lector, es que estamos leyendo la crónica que él, que no es escritor, se ve obligado a redactar para recoger todo aquello que la guÃa de su mujer ha obviado.